Un sorbo de oscuridades hilvanadas en las persianas, algo más quieren decir las paredes. Son dos sistemas inversos, equívocos, arraigados que sienten al menos la ínfima brisa a sus pies.
Marte respiraba fuerte, parecía querer iniciar un huracán pero no podía más que esperar, sus cielos se desmoronaban por dentro.
Urano apacible, orgulloso, soltaba una tranquilidad mentirosa que solo el entendía. Ambos estaban colisionando entre si de mil maneras. Sucumbía los instantes de miel entre sus bocas apagadas. Sucumbía los laberintos puestos a su merced que enroscaron la historia para luego desecharlos en un espacio.
Nubes oscuras, palmeras de sombras y luces anaranjadas se estancaban en las órbitas de estos dos cuerpos, que a su manera, luchaban con fuego, luchaban con agua.
La precesión de los equinoccios habia hecho estragos, los alejaba cada vez más sin terminar con esa pasión ferviente en cada uno.
Marte respiraba fuerte, sabia del punto sin retorno, ese en el que uno se sumerge por instantes en su movimiento circular constante por el universo.
Urano apacible, orgulloso, tomaba para si cada instante oscuro para derramarlo en su sienes de ensueño, lejos de una charla, un ultimo por qué. Ambos se marchitaban en su lecho.
Marte respiraba fuerte, parecía querer iniciar un huracán pero no podía más que esperar, sus cielos se desmoronaban por dentro.
Urano apacible, orgulloso, soltaba una tranquilidad mentirosa que solo el entendía. Ambos estaban colisionando entre si de mil maneras. Sucumbía los instantes de miel entre sus bocas apagadas. Sucumbía los laberintos puestos a su merced que enroscaron la historia para luego desecharlos en un espacio.
Nubes oscuras, palmeras de sombras y luces anaranjadas se estancaban en las órbitas de estos dos cuerpos, que a su manera, luchaban con fuego, luchaban con agua.
La precesión de los equinoccios habia hecho estragos, los alejaba cada vez más sin terminar con esa pasión ferviente en cada uno.
Marte respiraba fuerte, sabia del punto sin retorno, ese en el que uno se sumerge por instantes en su movimiento circular constante por el universo.
Urano apacible, orgulloso, tomaba para si cada instante oscuro para derramarlo en su sienes de ensueño, lejos de una charla, un ultimo por qué. Ambos se marchitaban en su lecho.
Fénix Mars~
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