Me despido de tus engaños,
falsedades imprudentes,
palabras sin fondo que resonaron
en tus labios más no en tu accionar.
Soy libre al fin de la enfermedad,
esa que nunca pudiste resolver:
incoherente
sucia consciencia
descarriada moral.
Apago las luces, cierro el cajón
para siempre te vuelvo a enterrar.
Bajo llave el corazón yace,
a la basura esa humildad.
Canto un himno a mi memoria
nudo en el pecho este final
-no mereces la pena-
-no mereces mi verdad.-
Mars-.
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